El film dirigido por Alejandro Cozza fue musicalizado en algunas de sus escenas con tracks de artistas locales. Este producto 100% cordobés fue estrenado el jueves y podrá verse en el Cine Club Municipal todo el fin de semana. En este marco, Córdoba Beat entrevistó a Maia Dros, encargada de la curaduría y al propio director para conocer en profundidad la obra.
Cae bien de maduro que la electrónica muchas veces queda como una “pinturita” a la hora de ser soundtrack en una obra cinematográfica. Basta con recordar ejemplos como Born Slippy, de Underworld, que inevitablemente la asociamos con Trainspotting; Where´s your head at, de Basement Jaxx en donde Angelina Jolie se metió en la piel de Lara Croft; Rockafeller Skank, de Fatboy Slim que fue empleada en American Pie; Nightcall, de Kavinsky que la rompió en Drive.
La lista es interminable, pero esta vez, la industria nacional tiene algo que celebrar: por primera vez, una producción local cinematográfica empleó música electrónica de artistas, valga la redundancia, también locales. Se trata de “Todas las pistas fueron falsas”, la película dirigida por Alejandro Cozza que se estrenó este jueves en Cinceclub Municipal.
La obra trata sobre un hombre de mediana edad, recién separado, que quiere dedicarse a escribir pero se topa con un limbo entre trabajos ocasionales y salidas nocturnas que siempre se extienden más de lo deseado y no con las mejores consecuencias. El nihilismo lo inunda mientras intenta acercarse sentimentalmente, y con poca fortuna, a una mujer de la que siempre estuvo enamorado. Cuando ella lo invite a realizar un viaje a un país vecino un nuevo panorama se abrirá frente a él.
Maia, la aventurada en el desafío cultural
En este marco, Maia Dros, licenciada en psicopedagogía y DJ que representó una de nuestras entregas de Mujeres en Escena, fue la encargada de la curaduría musical electrónica en tres escenas del producto audiovisual. ¿Su selección? 100% cordobesa, como el Fernet con Coca y el “no charlé”, ya que tuvo en cuenta a las She Teiks, a Lauti Mina y a PRNA.
Es de esta manera que desde el principio, Cozza confió plenamente en Maia. Cabe mencionar que ambos se conocían desde el secundario y habían compartido una catedra del Cine Club. “Un día me escribió por Facebook y me preguntó si me interesaba hacer la curaduría de música electrónica”, cuenta la DJ cordobesa.
Maia, inmediatamente pensó en que era una gran oportunidad para un montón de artistas que producen desde hace tiempo. “Primero tuve mucho recaudo en conocer a los artistas que iba a seleccionar. Uno tiene que pensar en los derechos de autor”, explica. La psicopedagoga también agrega que tuvo que tener en cuenta una “fuerte bajada a nivel conceptual y artístico”, porque cada escena representaba un “mood”.
“Musicalicé tres escenas, en la segunda de ellas tuve que buscar algo bastante pistero, techno, hard y en la tercera tenía que buscar un track bastante contemporáneo, nuevo, mainstream a lo que respecta a los géneros actuales de música electrónica”, cuenta Maia.
Los artistas que decidió sumar a esta curaduría fueron las She Teiks con su track “Traff”, Lauti Mina con su track “Ortodoxo” y después hubo una producción específica hecha por PRNA, un dúo hybrid conformado por Octavio Lahorgue y Tomás Lucero.
“Todas las pistas fueron falsas”, es una película hecha 100% en Córdoba, por lo que Maia expresa que “ameritaba que tenga música cordobesa también”.
Cozza y su “leitmotiv” para incluir electrónica
Al hablar de una generación particular, en la que el director se interesó en retratar, fue una tarea fundamental para Cozza pensar en la música de esta generación. “En esa época concretamente estamos hablando en los 80 y principios 90. Entonces bueno, entendía que en ese momento había un lugar en la música rock que para mí lo marcaba todo más o menos cercano a un gran show, una generación X, por decirlo de alguna manera”.
“También influyó un poco la música electrónica en ese entonces, por lo menos para esa gente o para ese grupito etario que estoy retratando, que cierta bohemia cordobesa. La música electrónica pasaba por otros lugares, era, si se quiere, mucho más alternativa e incluso capaz marginada. En ese entonces aparecerían de a poquito en los noventa, algunas primeras fiestas, manifestaciones artísticas donde la música electrónica empezaría a tomar forma y cuerpo y luego ya se darían para mí un sentido mucho mayor a toda otra parte de esa generación y a toda otra época ya quizás posterior en los 90 concretamente”, cuenta en exclusiva el director a Córdoba Beat.
No obstante y como se menciona arriba, la obra está ampliamente musicalizada por el rock. A la vez, Cozza afirma que es “sin jugar necesariamente es especie de versus entre electrónica y rock”, a lo que agrega que “No es precisamente una dicotomía que a mí me interesa porque me gustan ambas cosas, obviamente. Pero bueno, lo entendía que formaba parte del sentir de esa época y en definitiva, también un poco lo que pasaba”.
En tanto, el director confiesa que le fascina la música electrónica. “Soy también un poco estudioso de eso y quiero seguir aprendiendo. Pero bueno, también entiendo los lugares de golpe, donde las ideas que circulaban en una determinada época y contexto en Córdoba y en Argentina también en general, ¿No?”, reflexiona refiriéndose a su producto.
Cozza agrega que “En la película, justamente nuestro protagonista rechaza la música electrónica, a pesar de que su pareja dice ahí porque se deshace un poco si se quiere la paradoja o el chiste de la película. También en ese momento que nuestro protagonista es dejado por su pareja que dice ahí y él obviamente genera cierta aversión a esa música electrónica”. Es de esta forma como, gracias a la explicación del propio director, llegamos al leitmotiv de la inclusión del género.
Para cerrar, el director cordobés manifiesta que también fue una especie de homenaje a las primeras DJs de la Provincia, como Carla Tintoré. “Me acuerdo que la actriz me mostraba los videos de Carla Tintoré en ese momento que ensayábamos como para inspirarse en esas pioneras de la música electrónica en Córdoba”, afirma.