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“Tecnomona”, el disco electrónico de La Mona Jimenez

El periodista José Heinz destapó una interesante historia que tiene como protagonista al ídolo popular y a la música electrónica.

tecnomona cover

Cualquier mortal podría tratar de loco a quien le dijera que existe una conexión directa entre el cuarteto y la música electrónica. Y más aún: entre la Mona Jiménez y el “electro”. Pero no, no estaría loco sino que sería una oportunidad para contar esta historia que el periodista José Heinz (@okeycomputer) relató en un hilo en Twitter.

Resulta que en el año 1991, año de grandes discos (Nevermind, Blood Sugar Sex Magic, Loveless, entre otros, cita Heinz), también fue año en el que salía Tecnomona, una de las rarezas en la discografía de “La Mona”.

Se trata del disco “electrónico” de Jimenez, que más que un disco de larga duración es un EP con cinco/seis de las más tradicionales de sus canciones regrabadas en formato electropop. El objetivo -cuenta José- era que los DJs pasaran estas versiones en sus fiestas y poder conquistar otros públicos. Una perlita es que, por ejemplo, en la versión de Quién se ha tomado todo el vino, La Mona canta: “No sé qué pasa en este boliche”

Tecnomona, una joya de la cultura cordobesa

El productor detrás de esta joya de la cultura cordobesa es Gabriel Braceras, un músico de trayectoria en Córdoba. Por supuesto que, como podía esperarse, el disco no tuvo demasiado éxito. Heinz destaca en su hilo que el subtítulo del EP rezaba “Opus Uno”, dejando entrever que podría haber otra edición. Nunca sucedió.

Otro dato saliente que cita José es que este disco permaneció oculto dentro de la discografía de Carlos Jiménez, que recién en los últimos años fue revalorizado. Por décadas sólo circuló una versión pirateada en la web; recién en 2018 fue cargado a Spotify, cuando se subió toda la discografía de La Mona y en 2019 llegó a YouTube, por lo que tuvo muy poca circulación.

Es por este motivo que este disco, en vinilo, vale mucho para los coleccionistas. Cuenta José en su hilo que consultó a un vendedor del Paseo de las Artes y la respuesta fue un contundente “tengo sólo una copia y no la vendo”. Reliquia.

También agrega que se puede conseguir en Mercado Libre y Discogs, pero a precios bastante elevados (entre $2.500 y $3.500 en ML o US$ 18 en Discogs).

captura mercado libre

Y la música, ¿qué onda?

Ya pasado el efecto bizarro de la novedad podemos entrar a una lectura musical del disco. De entrada, cuesta hacer un análisis serio y acabado de las canciones. Uno de los motivos principales es que los seis temas elegidos son de los más conocidos y populares de La Mona, por lo que resulta muy extraño al oído escuchar alejadas del cuarteto a canciones que hemos bailado en fiestas, cumpleaños, casamientos y fiestas de quince.

Los temas con los que cuenta el disco son “Quién se ha tomado todo el vino”, “La agujita de oro”, “El parlanchin”, “Muchacho de barrio-Hay que mover la manito” y “La flaca la gasta”. Las canciones están hechas en clave de cuarteto por lo que siguen siendo bailables. Pero tienen un tinte electrónico que las modifica.

Bases rítmicas de máquina, disparos de sintetizadores, sonidos MIDI, loops y efectos sonoros a las voces y otros sonidos. Por ejemplo, en “La agujita de oro” se escucha una intro voladora y extravagante, seguido de unas percusiones loopeadas y un sintetizador estilo disco que se mezcla al instante con el acordeón tradicional. Similar inicio tiene “Quién se ha tomado todo el vino”, con unas voces con eco alucinantes.

Es cierto también que el disco es un retrato de época, porque reproduce sonidos que eran característicos a principios de los ‘90, con la irrupción del house francés y el corrimiento de la música disco hacia la pura electrónica. “Muchacho de barrio” tiene un estilo tan Madonna de finales de los ‘80 que asombra.

Es claro que fue una apuesta comercial buscando penetrar en otros públicos. Tiene influencias de artistas y temas que fueron éxitos dentro del synthpop como Rick Astley, New Order, Depeche Mode, entre otros.

Es evidente que ciertos movimientos culturales, impulsados por el marketing, se vuelven tan masivos que es incontrolable su mutación. A estos sonidos ya los había incorporado, por ejemplo, Charly García en el disco “Parte de la religión” de 1987. El análisis, quizás, pasa por cuánto podemos estirar cual chicle una moda para hacerla rentable (algo tan usual en los tiempos actuales).

Quedará a criterio del/la lector/a si aprueba o no a Tecnomona. ¿Vendrá el Opus Dos?

José Heinz: “Tecnomona es un disco de culto”

Fuimos a conversar con José Heinz, periodista, docente y autor del hilo, para conocer un poco más sobre su opinión acerca de Tecnomona: “Tecnomona tiene un propósito claramente comercial, el objetivo fue que los hits de la mona de ese momento y los últimos años empezaran a sonar en los boliches. En una primera escucha me parecía un experimento un poco bizarro pero con el tiempo le encuentro otras cosas, como una sintonía con artistas de fines de los ‘80 y principios de los ‘90, en el sonido y en la forma de cantar de Jiménez. Me parece que es un experimento genial.”

Y agrega: “Es muy interesante que se haya volcado a dar ese paso. La Mona está muy vinculado a un género que es el cuarteto, siempre hizo esa música, entonces desviarse un poco es, para mí, un gesto de valentía.”

Jopi trae al recuerdo el disco “Teléfono azul” (1985), tercer disco solista del icónico cuartetero El Rey Pelusa, que también fue una apuesta con temas de rock, new wave y reggae, pero no pegó demasiado: “Le pasó lo mismo, no tuvo mucha repercusión porque son artistas que están muy ligados a un tipo de música, de ritmo y cuando tienen gestos artísticos osados por ahí son cuestionados por el público pero para otras personas es un giro fascinante. Tecnomona es un disco de culto, el que lo tiene lo sabe, es un disco de colección.”

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